Más sobre mí:  Creo firmemente en la idea de trabajar en equipo donde nos acompañamos en tramos de nuestra vida para ayudar, identificar, guiar, aprender de la experiencia y ser de apoyo los unos a los otros. Mi experiencia como entrenador superior de baloncesto, como graduado en Teología y coach deportivo, me dan una visión sobre cómo abordar las vicisitudes de la vida en cualquier ámbito de la vida, siempre queriendo escuchar la voz de Dios en cada paso.

Mi filosofía de Coaching:  El coaching cristiano no es simplemente un proceso de acompañamiento, sino una experiencia sagrada de discernimiento donde el verdadero Coach es el Espíritu Santo. El coach humano, entonces, no es más que un instrumento dócil en las manos de Dios, un canal a través del cual el Espíritu habla, guía e ilumina el camino de quien busca crecimiento y transformación.

1. Escucha Activa del Espíritu Santo Antes de escuchar a la persona que recibe el coaching, el coach debe entrenarse en la escucha profunda del Espíritu Santo. Es Él quien conoce los corazones, quien hace las preguntas correctas y quien guía el proceso de transformación. El coach no se apoya en su propio entendimiento, sino en la sabiduría divina (Proverbios 3:5-6).
   

2. Acompañamiento como Ministerio de Servicio Jesús mismo modeló el acompañamiento al caminar con sus discípulos, guiándonos con preguntas que despertaban la verdad en sus corazones. El coaching, guiado por el E.S., sigue este modelo: no impone respuestas, sino que facilita el encuentro personal con la verdad que Dios ya ha sembrado en cada persona.
   

3. Transformación por la Verdad y la Libertad en Cristo El propósito del coaching, con la guía del E.S., no es solo alcanzar metas humanas, sino permitir que la persona descubra su identidad en Cristo y viva en la libertad que Él ofrece (Juan 8:32). Cada conversación es un espacio de revelación donde el Espíritu Santo habla, y el coach ayuda a la persona a interpretar y responder con fidelidad.
   

En este modelo, el éxito del coaching no se mide sólo en términos de logros personales, sino en la profundidad del encuentro con Dios y en la alineación de la vida con Su propósito eterno. El coach ora, discierne y guía, pero siempre con la humildad de saber que es Dios quien obra en el corazón de la persona.

“No se trata de lo que yo pueda decir, sino de lo que Dios quiere revelar. No se trata de mis preguntas, sino de las que el Espíritu Santo inspira. No se trata de respuestas prefabricadas, sino del encuentro con la Verdad que transforma”.

Email de contacto: davidreina2345@gmail.com dreina@christianassociates.org

Sitio web: www.maximorendimiento.es